En el mundo laboral actual implementar esta perspectiva es fundamental, pero ¿por qué es importante?
La perspectiva de Derechos Humanos es clave para crear un entorno de trabajo inclusivo y respetuoso, donde cada persona pueda sentirse valorada y tratada con dignidad.
¿Qué son los sesgos?
A lo largo de la historia, desde la independencia de Estados Unidos en 1776 hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, hemos aprendido sobre cómo asegurar que todas las personas se sientan tratadas justamente. Sin embargo, nuestros propios sesgos inconscientes pueden hacernos actuar de una forma distinta, incluso poco ética y moral, a veces sin percatarnos.
Los sesgos se derivan de prejuicios automáticos que ni siquiera notamos, los aprendemos, muchas veces, de forma inconsciente. Lo riesgoso es que estos sesgos nos llevan a discriminar o excluir, afectando a la dinámica de trabajo y a las oportunidades para cada una de las y los colaboradores.
Existen diferentes tipos de sesgos inconscientes: desde el sesgo de confirmación que te lleva a buscar solo lo que refuerza lo que ya crees, hasta el sesgo de afinidad que te hace inclinarte hacia quienes se parecen a ti. Y, si lo pensamos de cierta forma, cualquiera nos lleva a deteriorar la equidad y la justicia en el lugar de trabajo y la vida diaria.
La discriminación, ya sea consciente o inconsciente, ocurre cuando tratamos a las personas de forma desigual, limitando el acceso a derechos y oportunidades. Y si agregamos el problema del acoso laboral y sexual, la situación se complica aún más, creando un ambiente de trabajo hostil y dañino.
¿Cómo podemos enfrentar estos desafíos?
Con políticas claras y procedimientos efectivos, y utilizando comunicación no violenta para resolver conflictos de manera respetuosa.
Incorporar una perspectiva de derechos humanos en el liderazgo implica capacitar a todas las personas que colaboran dentro de la organización, desde líderes hasta cada una de las y los elementos.
Adoptar un liderazgo con esta perspectiva no solo es lo correcto, sino que también fortalece la cultura organizacional, mejora la moral y productividad. Al hacerlo, estarás contribuyendo a un entorno de trabajo más justo, inclusivo y eficiente.
¿Estás listo para dar el paso hacia un liderazgo verdaderamente inclusivo?
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